jueves, 9 de junio de 2022

Sobre la nomofobia

nomofobia
| Casi inmediatamente al despertarnos, ya nuestro móvil pasa a formar parte de nuestra cotidianidad.

Casi inmediatamente al despertarnos, mientras desayunamos, mientras viajamos en el transporte público, durante una comida, durante nuestra siesta cómodamente en nuestra cama, incluso, antes de dormir ¿Somos incapaces de vivir sin nuestros equipos electrónicos (laptop, tablet, smartphones y otros) personales? Parecen haberse convertido en una extensión más de nuestro cuerpo y no tenerlos con nosotros puede llevarnos a un estado de nervios.






Definición

¿Conoces esta palabra? La nomofobia es un término para describir el miedo irracional a permanecer un intervalo de tiempo sin un teléfono celular, bien porque se lo han dejado en casa, se les ha gastado la batería, están fuera de cobertura, han agotado el saldo, se lo han robado o simplemente se les ha estropeado.

La nomofobia está en todas partes en las naciones industrializadas. El término es una abreviatura de "fobia a los teléfonos móviles ", y deriva de un acrónimo de la expresión inglesa "no-mobile-phone phobia".

De acuerdo al CIE-10, estipulada mediante la nomenclatura F40.2 se encuentra dentro de la amplia gama de los trastornos de ansiedad. Fuente: http://www.css.gob.pa/

Fue acuñado durante un estudio realizado por la oficina de correos británica Royal Mail y encargado al instituto demoscópico YouGov para estimar la ansiedad que sufren los usuarios de teléfonos móviles.

Frecuencia

El estudio que determinó esta fobia, realizado por la oficina de correos británica Royal Mail, se llevó a cabo en Reino Unido en 2011 y contó con una muestra de 2163 personas, revelando los siguientes resultados:

  • Casi el 53% de los usuarios de teléfonos móviles en el Reino Unido tienden a sentir ansiedad cuando "pierden su teléfono móvil, se les agota la batería o el crédito, o no tienen cobertura de la red".
  • De acuerdo con el estudio, alrededor del 60% de los hombres y el 20% de las mujeres sufre de la fobia, y un 9% adicional se siente estresado cuando sus móviles están apagados.
  • La investigación también ha demostrado que los niveles de estrés de una persona con nomofobia son equiparables con los nervios que se tienen el día antes de la boda o de la visita al dentista.
  • Respecto de las razones para que la ansiedad se manifestase, el 55% afirmó que era por el hecho de estar "aislado" de las posibles llamadas o mensajes de familiares y amigos, mientras que un escaso 10% afirmó que la causa era su trabajo, ya que le exigía estar conectado permanentemente.

Cifras de IAB México y Millward Brown, señalan que 46% de las personas consideran que sus dispositivos móviles son indispensables, al grado que regresarían a casa si lo llegaran a olvidar. Fuente: https://www.forbes.com

En los Estados Unidos, ha empeorado.

  • Sesenta y cinco por ciento, o aproximadamente dos de cada tres personas, duermen con o junto a sus teléfonos inteligentes. (Entre los estudiantes universitarios, es aún más alto).
  • Treinta y cuatro por ciento admitió contestar su teléfono celular durante la intimidad con su pareja. (Oye, ¿qué pasó con valorar en persona a la persona con la que estás ? )
  • Una de cada cinco personas preferiría estar sin zapatos durante una semana que tomarse un descanso de su teléfono. (Es una buena forma de perder la suela y el alma).
  • Más de la mitad nunca apaga su teléfono. (Yo llamaría a eso una adicción ).
  • Un 66 por ciento de todos los adultos sufren de “nomofobia”.



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Causas

Persona Nomofóbica saliendo de su casa.

Una de las causas predominantes es el volverse dependiente de los demás, ya que el celular es nuestra herramienta de conexión con las personas, siendo así un problema de autoestima y la necesidad de aceptación y atención por parte del mundo cibernético.

Debido a que la autoestima es un conjunto de pensamientos, percepciones, sentimientos, emociones, evaluaciones propias y comportamientos dirigidos hacia uno mismo, los individuos que sufren nomofobia poseen un bajo índice de autoestima y aceptación a su persona, preocupándose segundo a segundo por la opinión de los demás, mientras establecen una dependencia hacia su smartphone, el cual los mantiene informados sobre discusiones o comentarios dirigidos hacia él o ella. La nomofobia es muy peligrosa.

Otra de las causas, es la inseguridad personal, ya que, si estamos fuera de casa sin el teléfono móvil, nos sentimos vulnerables, aislados y solitarios, lo que provoca ansiedad e incertidumbre al preguntarse si alguien los está tratando de localizar mediante una llamada, mensajes o si se está diciendo algo sobre nosotros en internet.



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Síntomas


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Dolor de estómago y de cabeza, taquicardia, sudoración y falta de aire son algunos de los síntomas que puede sentir alguien que ha desarrollado nomofobia, una dependencia al teléfono celular, ante la pérdida, olvido, falta de señal o de batería de su dispositivo. Según Mariana García, médica psiquiatra de los Centros de Diagnóstico DIM, quienes sufren nomofobia (del inglés ‘no-mobile-phone-phobia’) experimentan un miedo irracional a permanecer un intervalo de tiempo prolongado sin el teléfono móvil encima o sin acceso a internet, razón por la cual están permanentemente chequeando la llegada de notificaciones o mensajes. «Es la sensación de quedar desconectado de la vida virtual y los contactos sociales lo que dispara la sintomatología de ansiedad generalizada, muchas veces asociada y reconocida como episodios de pánico», dice.

> Síntomas según Wikipedia:

  • Ansiedad recurrente
  • Dolor de cabeza
  • Taquicardias
  • Pensamientos y emociones obsesivas.
  • Según la médica, la nomofobia está incluida dentro de las nuevas tecnopatías, que son aquellas patologías de índole psicológico o psiquiátrico que se desencadenan a partir del uso de las nuevas tecnologías.

    «El teléfono móvil es el dispositivo tecnológico por excelencia y en los últimos años ha ido en aumento la preocupación por la nomofobia que, como su nombre lo indica puede incluirse dentro de la lista de las fobias, aunque también podríamos pensarlo como una adicción», agrega.

    En cuanto a su prevalencia, según la médica se estima que entre el 60% y el 70% por ciento de las personas de 18 a 35 años, tiene algún síntoma de nomofobia.

    Según el licenciado Juan Pablo Perrota, psicólogo de la Clínica de Conductas Adictivas de INECO, la adicción generada por el teléfono celular es comportamental o psicológica y se alinea a otras como la adicción al juego, la dependencia a internet, o a las compras.

    «Actualmente se cuenta con suficiente experiencia clínica como para poder hablar de ‘adicciones comportamentales o psicológicas’ a ciertas conductas como las nombradas», explica. Pero aclara que “cuando hablamos de adicciones nos referimos a las conductas dependientes a sustancias psicoactivas, es decir a químicos que pueden alterar o modificar la conciencia o el estado anímico. Sin embargo, ciertas conductas como la adicción al celular tienen presentaciones similares a las adiciones a sustancias».

    Según el especialista, en toda conducta adictiva hay una pérdida del control de la misma. «Cuando la utilización del celular no es solo una herramienta para alcanzar una satisfacción, ya sea de comunicación, divertimiento e información, y pasa a convertirse en la fundamental estrategia para gestionar el malestar, no es extraño ver como la persona mantiene con el aparato una conducta dependiente. El celular empieza a resolver problemas tan cotidianos y comunes como el aburrimiento, pero también puede solucionar otros más complejos, como forma de evitar situaciones de ansiedad, ensimismamiento o depresión», agrega.

    En opinión de Walter Ghedin, psiquiatra y sexólogo, la adicción refiere a todo lo que el teléfono ofrece y contiene, y no al aparato móvil en sí mismo. Por ese motivo, él prefiere hablar de adicción o uso problemático o ‘desadaptativo’ del celular.

    «Según un trabajo publicado en 2018 en el Journal of Behavioral Addictions, el efecto de los teléfonos celulares sobre las conductas es similar a una adicción, aunque no cumple con todos los criterios para considerarla como tal, en cambio se sugiere la denominación ‘uso problemático’”, explica el profesional. «Comenzando por la función de uso, los teléfonos inteligentes ofrecen identidad, rango social, sociabilidad, seguridad, contención, información, entretenimiento, gestión de tiempo, estrategias de afrontamiento, etc. En la ansiedad social (falta de habilidades sociales, sentimientos de inferioridad y temor a la soledad), las personas se apegan al móvil, que frente al estrés ofrece un efecto de ‘manta se seguridad’, reduciendo las consecuencias del estrés negativo, así como un niño se cubre bajo una manta para protegerse».



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    Perfil del Nomofóbico


    En cuestión de la edad, es una fobia que puede desarrollarse a cualquier edad, pero los adolescentes son los más vulnerables ya que se encuentran en la etapa en que quieren descubrirse a sí mismos y tienen más conocimientos en tecnología que las personas con más edad.

    El perfil de alguien con esta fobia es una persona carente de aceptación propia, con frustraciones por la vida real y con baja autoestima. Es una persona que rechaza el hecho de tener una dependencia al celular y se justifican con argumentos sobre que tienen que estar al pendiente del trabajo, escuela, parejas o familiares. Alguien que no necesariamente tiende a estar mirando la pantalla de su celular pero que requiere indispensablemente su celular en la mano o en el bolsillo.

    Un nomofóbico es fácilmente reconocible porque:

    • Mira constantemente su móvil para ver si ha recibido algún mensaje.
    • Roba horas al sueño para sumergirse en las redes sociales.
    • No quiere ir a ningún sitio en el que no haya cobertura.
    • No apaga el móvil en ningún momento.
    • Siempre está pendiente de localizar un enchufe que le permita recargar la batería.
    • En una palabra, no es capaz de desconectarse del mundo electrónico que se ha construido pues para él significa no existir, lo que da nombre a otros de los trastornos relacionados con la dependencia del móvil y al que recientemente se ha bautizado como fomo, del inglés fear missing out (miedo a estar desconectado). Fuente: https://www.sanitas.es/




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    ¿Adicción?


    La nomofobia no está considerada todavía como una patología o un trastorno del comportamiento, Pero lo cierto es que es consecuencia de una adicción, de un uso desmedido del teléfono inteligente, generalmente para todo menos para hablar. Y lo más curioso es que esta dependencia lleva a un aislamiento social, ya que la relación con el exterior se hace a través del whatsapp, las redes sociales, los juegos online, etc.

    Efectivamente: Para una gran mayoría es una adicción. Grupos de amigos que quedan a cenar y nadie despega la vista del móvil, visitar lugares a través de la cámara del teléfono en vez de admirar el paisaje con nuestros ojos o la imposibilidad de realizar tareas cotidianas.

    Homofobia

    En las salas de espera. En elevadores. En el Starbucks. En la fila del súper. En el trabajo. En la casa. En el cine. En un concierto. Mientras caminamos en la calle. Mientras manejamos el coche. Mientras comemos. Segundos antes de cerrar los ojos para dormir. Segundos después de despertar. En cualquier momento y en cualquier lugar estamos viendo la pantalla de nuestro celular. Podría apostar que esta columna la estás leyendo desde tu teléfono.

    Se busca pareja por internet y se rompe con ella utilizando el whatsapp, se mantienen conversaciones con muchos desconocidos y se cuelga cada detalle (imágenes, vídeos o cometarios) de la propia vida en las redes sociales. Y éste es un problema que se da con mayor frecuencia entre los jóvenes y especialmente los adolescentes.

    ¿Qué ocurre si se corta este hilo conductor de las relaciones sociales?: surge la ansiedad, nerviosismo, taquicardias, pensamientos obsesivos, dolores de cabeza y de estómago, resistencia al estrés e incluso ataques de pánico. Y todos ellos son propios de una situación de dependencia o adicción.

    El teléfono celular se ha convertido en una extensión de nosotros y para muchas personas, en una adicción. En promedio, una persona ve su celular unas 150 veces al día, algunas muchas más. La tecnología móvil ha transformado nuestros hábitos no sólo como usuarios o consumidores, sino también como seres humanos.

    El 9 de enero de 2007 nuestra vida cambió. Ese día Steve Jobs presentó al mundo el primer iPhone. Hace tan solo 11 años. Hoy vivimos gran parte de nuestra vida a través de una pantalla de cristal. En promedio, una persona ve su celular unas 150 veces al día (suena exagerado pero esta cifra representa unas 10 veces por hora), algunas muchas más.



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    No es un trastorno tipificado


    Esta dependencia extrema no es un trastorno tipificado, como señala la Dra. Dominica Díez Marcet, psicóloga clínica responsable de la Unidad de Juego Patológico y Otras Adicciones No Tóxicas de la División de Salud Mental (Fundació Althaia) y miembro del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya y esto dificulta su reconocimiento.

    A pesar de que suponga un obstáculo de cara a desarrollar terapias para aquellos que la sufren, la experta asegura que comparte una serie de características con otras adicciones.

    La adicción al móvil no está tipificada como trastorno en las clasificaciones homologadas de enfermedades mentales, al igual que sucede con la compra compulsiva, la realidad va por delante de la comunidad científica”<

    Dra. Dominica Díez Marcet
    Psicóloga clínica responsable de la Unidad de Juego Patológico y Otras Adicciones No Tóxicas de la División de Salud Mental (Fundació Althaia) y miembro del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya

    1.Dependencia psicológica. Cuando te quedas sin móvil o estás en una reunión en el trabajo y no puedes mirarlo entonces, comienzas a experimentar ansiedad (también conocido como craving). No puedes soportarlo más y ya no eres capaz de pensar en otra cosa, hasta tal punto que estás de malhumor e irritado. En los casos más extremos incluso se puede llegar a perder el control.

    Los síntomas en la gama de trastornos de la ansiedad, pueden presentarse fisiológicamente con: taquicardias, sudoración, cefaleas y náuseas; y psicológicamente: Pensamientos recurrentes e intranquilidad en general, miedo, sensación de soledad y aislamiento,

    2. Cada vez consume más tiempo. Díaz Marcet asegura que la adicción no es tanto al teléfono en sí, sino a todas las aplicaciones que nos ofrece. “Si tuviéramos un móvil que únicamente sirviera para llamar, no estaríamos hablando ya del tema”, asegura. Todas estas prestaciones (juegos, redes sociales, información..) cada vez nos roban más tiempo de otras tareas como el trabajo o incluso prestar atención a quienes nos rodean.

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    3. Síndrome de abstinencia. Lo que toda la vida se ha llamado “pasar el mono”. ¡Oh no! Te has dejado el smartphone en casa y sufres un estado emocional desagradable que incluso se puede manifestar con síntomas físicos. En este caso, existe un término anglosajón llamado nomofobia (no-mobil-phone phobia).

    4. Distorsiones cognitivas. Lo niegas hasta la muerte, tu no estás enganchado al móvil, ¿verdad? Se trata de toda esa sarta de autoengaños para no reconocer el problema.

    5. Conflictos con tu entorno. Nuestra familia, amigos o jefe se quejan del uso desmesurado y la atención obsesiva que dedicamos al móvil.

    6. La recaída. Pueden existir épocas mejores, pero entonces volvemos a recaer en una dependencia igual o mayor que en el pasado.

    La adicción no es tanto al teléfono en si, sino a todas las aplicaciones que nos ofrece. Si tuviéramos un móvil sin aplicaciones, que únicamente sirviera para llamar, no estaríamos hablando ya del tema”

    Dra. Dominica Díez Marcet
    Psicóloga clínica responsable de la Unidad de Juego Patológico y Otras Adicciones No Tóxicas de la División de Salud Mental (Fundació Althaia) y miembro del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya



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    ¿Por qué nos enganchamos al móvil?

    Suena un zumbido, se enciende la luz y aparece una nueva notificación en la pantalla, ¿será un email de trabajo o quizás uno de mis diez grupos de whatsapp? Si en ese momento no podemos “chequearlo” nos ponemos muy nerviosos, aunque a veces no es necesario que nos llegue un aviso para que lo miremos de forma incesante y compulsiva. Pero, ¿por qué sucede esto, de donde nace esta obsesión?

    La curiosidad es uno de los puntos clave. “Es nuestra motivación intrínseca que subyace al deseo de recibir un mensaje interesante o atractivo. Un proceso similar al que se da en el juego patológico. La expectativa de “premio” o “ganancia” mantiene la conducta de seguir apostando, al igual que comprobamos el móvil en busca de algún mensaje inesperado. Se activa el mecanismo de recompensa del cerebro”, opina la psicóloga clínica.

    Por otro lado, está el refuerzo intermitente. El cerebro segrega dopamina, neurotransmisor vinculado al placer, que nos genera mayor adicción o enganche. Esta liberación de dopamina ya se produce antes de que recibamos un whatsapp o email. Al final, automatizamos como un hábito el “mirar el móvil de manera compulsiva en busca de un nuevo estímulo”.



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    Consecuencias


    Las consecuencias generadas por una dependencia absoluta por el celular, es una adicción a veces incontrolable, síntomas de enfermedades o una afectación a las relaciones interpersonales reales así como la pérdida de la empatía.

    La nomofobia se desarrolla como cualquier adicción ya que pasa por distintas etapas, desde la iniciación, pasando por la afirmación y terminado en la etapa de la necesidad o dependencia.

    También presenta consecuencias de salud, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) señaló que la nomofobia -trastorno siquiátrico de adicción al teléfono celular- puede generar desde malestares en articulaciones, ojos, huesos y oídos hasta insomnio, depresión y ansiedad.

    La afectación en las relaciones interpersonales también se ve afectada por el uso excesivo del celular ya que nos alejamos de las personas, amigos, familiares, compañeros de trabajo y hasta la pareja emocional, porque, aunque la causa principal de esta fobia es la aceptación y atención social, estas las buscamos a través de la pantalla de nuestro celular y no a través de la vida real y relaciones tangibles.

    ¿Y los nativos digitales?


    Pero eso no es lo peor, sino que esta adicción está impactando con mucha más fuerza a las generaciones de niños y jóvenes, los llamados “nativos digitales”. No es para menos si consideramos que en muchos casos lo primero que vieron al nacer, no fue precisamente el rostro de su madre, sino un teléfono grabando el video de sus primeros minutos de vida.



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    Otras "enfermedades tecnológicas"


    Junto con la Nomofobia, y muy relacionado con el marketing, se han popularizado los nombres de otras "enfermedades tecnológicas" o tecnopatías, algunas neurológicas y otras físicas, como puede ser FOMO (Fear Of Missing Out) o angustia a perderse algo importante en las redes sociales, la Vibración fantasma, o creer que el móvil nos envía una alerta (vibración) que en realidad no se ha producido, la Apnea del Whatsapp o comprobar el WhatsApp de manera compulsiva buscando mensajes nuevos, y muchas más.

    La adicción al móvil no está tipificada como trastorno en las clasificaciones homologadas de enfermedades mentales



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    ¿Existe un tratamiento a esta adicción?

    Es hora de tomar un descanso.

    Cada vez que me encuentro necesitando algo para hacer frente, siempre reviso mi estilo de vida y mi salud. Esto puede parecer una locura, pero mi regla general es que no me dejo controlar por nada. Fuera de la comida, el agua y el refugio, me protejo contra la sujeción a cualquier adicción que comience a dictar mi comportamiento. Esto incluye la tecnología. Reconozco que los teléfonos celulares, tabletas, computadoras y otras tecnologías introducidas en el futuro harán mi vida más fácil y me permitirán trabajar de manera más eficiente. Sin embargo, mi principio es este: la tecnología debe ser un sirviente, no un amo.

    Así que, para acabar con este problema lo primero es “matar el hábito”. La experta propone como terapia escribir un texto en el que el paciente exponga y reflexione “en qué tareas le está interfiriendo en su vida diaria”. Después debemos “conectar con la intención de cambio” y tratar de restringir y controlar su uso a lo largo de una jornada sin que sea él el que nos controle.

    La expectativa de “premio” o “ganancia” mantiene la conducta de seguir apostando, al igual que comprobamos el móvil en busca de algún mensaje inesperado o interesante”

    Dra. Dominica Díez Marcet
    Psicóloga clínica responsable de la Unidad de Juego Patológico y Otras Adicciones No Tóxicas de la División de Salud Mental (Fundació Althaia) y miembro del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya

    Es fundamental que aceptemos que no podemos disponer del móvil en todo momento y crear un compromiso propio en la búsqueda de un uso saludable. En los casos más extremos deberemos acudir a un especialista

    Díaz Marcet nos da algunas preguntas que nos pueden ser útiles en nuestro escrito a la hora de responderlas.

    - ¿Quiero estar disponible para otras personas de forma continua?

    - Y los demás, ¿tienen que estar disponibles siempre?

    - ¿Cómo me siento cuando estoy con alguien que está chateando con el móvil continuamente?

    - ¿Mi uso del móvil me quita tiempo para hacer otras cosas?

    - ¿En qué situaciones miro el móvil?

    - ¿Soy consciente de qué emociones hacen que lo mire más?

    - ¿Qué puedo hacer para cuidar más de mi mismo en vez de mirarlo sin parar?

    - ¿En qué situaciones cotidianas debo dejar de usarlo: comidas, estar con hijos, familia, amigos?

    - Por el contrario, ¿en qué momento si lo puedo usar?

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    Otros consejos para hacer un uso saludable del móvil

    - Desinstalar algunas aplicaciones que consideremos que nos hacen perder el tiempo como juegos.

    - No utilizarlo en las comidas.

    - Silenciar las notificaciones.

    - Establecer horas determinadas para consultarlo, incluso podemos poner una alarma que nos avise.

    - Nunca mirarlo si estamos charlando, comiendo, compartiendo ocio con otras personas.

    - No usarlo como despertador, ya que puede interferir en nuestro ciclo de sueño.

    - Cargarlo fuera del dormitorio.

    - Por supuesto, no mirarlo cuando se conduce. Aunque esté penado por ley, son muchas las personas que se saltan esta restricción.

    Debemos desinstalar algunas aplicaciones que consideremos que nos hacen perder el tiempo”

    Dra. Dominica Díez Marcet
    Psicóloga clínica responsable de la Unidad de Juego Patológico y Otras Adicciones No Tóxicas de la División de Salud Mental (Fundació Althaia) y miembro del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya




    Niños y adolescentes: el grupo de mayor riesgo

    Debido a que las generaciones más jóvenes ya han crecido en una sociedad tecnológica, son nativos digitales y el grupo más susceptible de sufrir este tipo de patologías. Frases como “déjale, están todos igual”, no ayudan. Deben ser los propios adultos los que den un ejemplo de conducta y cuidar que no se excedan ciertos límites.

    La experta da algunos consejos para que no derive en un problema real:

    - No disponer del móvil cuando realizan los deberes o estudian.

    - Comidas familiares sin móvil ni otras pantallas para facilitar la comunicación.

    - Garantizar que las aplicaciones sean adecuadas a la edad del niño (juegos, código PEGI, aplicaciones…).

    - Transmitir el concepto de privacidad y hacer reflexionar sobre el uso de la cámara.

    - Fijar una hora máxima de uso.

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    - Nunca usarlo una hora antes de ir a dormir. Ni móvil ni tablets u ordenador para favorecer la buena conciliación del sueño.

    - Cargarlo fuera de la habitación.

    - Utilizar un despertador, no el móvil.

    - Desconectar el WI-FI de noche para evitar la exposición a campos electromagnéticos.

    - Condicionar el coste del móvil y su mantenimiento al buen cumplimiento de las tareas académicas y domésticas.

    - Animarles y acompañarles a hacer actividades al aire libre sin presencia del móvil.

    - En general, no proporcionar un móvil a un niño menor de 12 años. El paso a ESO sería un momento oportuno.

    - Durante los primeros años es mejor que sólo tenga conexión a Internet si hay WI-FI.

    - Es preferible un móvil de cuota fija para facilitar el autocontrol.

    Es importante que niños y adolescentes estén en las comidas familiares sin móvil para facilitar la comunicación”

    Dra. Dominica Díez Marcet
    Psicóloga clínica responsable de la Unidad de Juego Patológico y Otras Adicciones No Tóxicas de la División de Salud Mental (Fundació Althaia) y miembro del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya

    “La baja autoestima, la impulsividad y la introversión pueden facilitar la pérdida de control sobre el juego o en el uso de las redes sociales. Buscan en el mundo virtual el reconocimiento y éxito no obtenidos en el real. En los Juegos de Rol, se entra a formar parte de una comunidad o guild donde se consigue una reputación, admiración o estatus social que genera efectos positivos a nivel de autoestima”, explica la experta.

    Aunque las nuevas tecnologías representan un gran avance en muchos niveles, es responsabilidad de los padres estar atentos a ciertas señales y restringir el uso de juegos o redes sociales. “De hecho, en algunos juegos el jugador pierde puntos si sobrepasa un cierto número de horas seguidas”, sentencia la psicóloga.

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    Bibliografía:
    (1)   https://es.wikipedia.org/

    (2)   https://vieiro.org/

    (3)   https://www.lavanguardia.com/

    (3)   https://www.psychologytoday.com/

    (4)   https://www.forbes.com.mx/

    http://www.css.gob.pa/


    Lectura complementaria:
    (1)   PDF: Abuso del m óvil y consecuencias asociadas a nivel cerebral